¿VICTORIA EN VITORIA?

Siempre hemos aprendido que después de la tempestad viene la calma y que una vida se compone de momentos, buenos y malos, positivos y negativos, alegres y tristes…pero momentos al fin y al cabo. Lo que sí que solemos olvidar es que hay momentos y situaciones que sabes que serán irrepetibles y que como tal hay que vivirlos. 


Uno de esos momentos es el que pude vivir en Vitoria en el Campeonato del Mundo de LD en el que tenía la oportunidad, junto con Rafa, Monty, Rubén y Carles, de poder probar una distancia nueva en un escenario único como es Vitoria y en una competición de postín donde podías compartir línea de llegada con algunos de los mejores triatletas del mundo. 


El invierno ha sido complicado por no haber podido rendir como yo quería. Demasiados contratiempos que te hacen pensar en más de una ocasión si realmente debes seguir robándote horas a ti mismo para no estar donde puedes en la línea de llegada. Afortunadamente Lanzarote supuso un punto de inflexión en esta temporada y, por qué no decirlo, en mi planteamiento de lo que me pido a mi mismo en este deporte. Siempre intento “no perder la perspectiva de quién soy” en todos los aspectos de la vida y, evidentemente, el triatlón es uno más de estos aspectos, y mirando las cosas con perspectiva me di cuenta que había que dar un paso hacia delante, tomar decisiones, confiar en mí y no mirar atrás. 


Con estas cuatro premisas y con la inestimable ayuda de Rafa, Monty (siempre Rafa y Monty…) y Santi, que me hicieron darme cuenta que baches los tenemos todos pero que nos hacen más fuertes, me planté en la línea de salida después de una preparación dura y exigente que estaba convencido de que iba a dar sus frutos. El lugar donde competíamos invitaba a disfrutar de la prueba por su belleza y por la excelente organización. ¡No todos los días se puede competir en una prueba de la ITU¡ Por delante 4km nadando, 120 km en bici y 30 km corriendo…. 


A las 9:10 dieron nuestra salida haciéndote sentir protagonista con el speaker narrándola en primera persona y el corazón bombeando sangre preparado para competir. Así, nos dan la salida y nos lanzamos al agua como si de una competición sprint se tratara y no de una distancia triple olímpica como realmente era… 


En las siguientes siete horas pasó de todo como no puede ser de otra manera en una prueba tan exigente y dura desde la natación con más de 4 km con una salida que más que un triple olímpico parecía un sprint, la bicicleta donde en ningún momento puede tener buenas sensaciones y en un par de ocasiones te vienen malos pensamientos a la cabeza, los paisajes del circuito de bici que te recuerdan que eres un afortunado, la gente en las calles de los pueblos animándote a tu paso con la bic, pero faltaba lo mejor, faltaba Vitoria… 


Cuando entrabas con la bici en la capital de Alava para afrontar los últimos cinco minutos te empiezas a dar cuenta que lo que te puede esperar en la carrera a pie realmente es diferente. He competido varios años por el País Vasco y sé cómo viven el deporte, las competiciones y como te animan, pero esto…Las calles de la ciudad por donde pasaban cada una de las cuatro vueltas del circuito estaban abarrotadas de gente animándote y jaleando tu nombre independientemente de tu posición, ritmo, sensaciones o cansancio y te animaban a seguir hacia delante para devorar cada kilómetro y, al menos en mi caso, sentirte a gusto corriendo realizando uno de los mejores parciales de la carrera a pie, y finalizar la competición pensando que, por fin, estás volviendo. 


Me quedo con muchos momentos como la gran carrera de Rafa (5º clasificado) por la falta que le hacía, la buena carrera sin llegar en su mejor momento de Monty, el excelente rendimiento de Rubén quien sabe que 2013 será su año, el pundonor de Carles que sabiendo que no estaba bien acabó como un jabato, el buen comportamiento de Oscar y Jaume que hace nada estaban compitiendo en el Extreme Man de Salou, la tranquilidad de Marc a quien le da igual 9 que 10 y la buena carrera de Carles, siempre en su sitio. 




Evidentemente hay mucho otros momentos, buenos y malos, pero los malos los olvido y los buenos me los quedaré para mi, para seguir teniendo la motivación de continuar entrenando cada día a horas intempestivas y poder dedicar horas a este deporte que tanto me gusta. En definitiva, para poder perseguir al reloj y robarle horas que me permitan seguir viviendo situaciones y experiencias inolvidables que sigan enriqueciéndome como persona.

1 comentario:

Rafa Bethencourt dijo...

seguiremos entrenando cada dia con la mente puesta en un objetivo pero sin olvidarnos que tipos como nosotros "competimos para entrenar",pues sabemos que el camino es lo importante y lo bonito, el resto es tan solo un dia que sale bien o mal...

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